CARTA ABIERTA A LUÍS ALBERTO BARRIGA MARÍN, DIRECTOR GENERAL DEL IMSERSO

CARTA ABIERTA A LUÍS ALBERTO BARRIGA MARÍN, DIRECTOR GENERAL DEL IMSERSO

CARTA ABIERTA A LUÍS ALBERTO BARRIGA MARÍN, DIRECTOR GENERAL DEL IMSERSO 660 335 Victor Villar Epifanio

Publicado en Diario16, el 14 de enero de 2021

Estimado Luís Alberto:

 

Me dirijo a ti con la familiaridad que un primo-hermano, (soy Diplomado en Educación Social), de titulación se dirige a otro, también por la profunda calidad humana que  me consta que tenéis las Trabajadoras y los Trabajadores Sociales con quienes he tratado. Seguro que entre todos y todas encontramos una salida al problema que te voy a contar. Me explico.

 

Resulta que, a raíz de una serie de casos que llegaron a mis oídos sobre abusos laborales en Centros Especiales de empleo, decidí desempolvar mi otro título académico, (Diplomado en Relaciones Laborales), e indagar un poco más. La respuesta fue tan fuerte que ya está en marcha la creación de nuestro propio sindicato, la Federación Sindical de la Discapacidad (FSD).

 

Así llegamos a hace pocos días en los que una de mis compañeras me comentó un caso que me llevó a parar a ti como autoridad pública que puede intervenir en última instancia en el escalafón administrativo, como Director General del IMSERSO. Un caso referente al Centro de Ayuda al Refugiado (CAR), de Sevilla, centro en el que trabajan mis compañeras y compañeros a través del Centro Especial de Empleo (CEE) de la empresa Proksisma.

 

Antes de nada, quisiera decir que esto es una demanda que mejoraría la calidad de vida tanto de las personas atendidas en este Centro, como de las personas trabajadoras. No tratamos de desvestir a un santo para vestir a otro, como diríamos en mi tierra. Solamente tratamos de cuidar al cuidador para atender mejor al usuario. Ninguno de los dos colectivos son los que hacen negocio aquí.

 

Pues bien. Mi compañera me cuenta que no se les permite marcharse a su hora estipulada sin que les sea abonadas las horas extras, trabajando de forma habitual varias horas más de las estipuladas en su contrato o en su convenio. Tampoco se respetan los turnos de vacaciones navideñas

 

También, me comentan que al personal de limpieza se les hace trabajar con materiales peligrosos sin los EPI`s (Equipos de Protección Individual) necesarios para manipular estos productos.

 

Las compañeras de cocina en este centro tampoco tienen EPI`s adecuados para esta labor, ni reciben la formación  adecuada para ello, tampoco se pide dicha formación, como, por ejemplo, el carnet de manipulador/a de alimentos.

 

Entre las quejas que me hacen llegar también se encuentran la obligación de realizar tareas muy pesadas para las personas con discapacidad, sin ninguna clase de reorganización o adaptación de tareas. Con vejaciones e insultos discafóbicos a aquellas personas que tienen dificultades para realizar esas tareas.

 

A todo esto se suma la distinción que hace la Dirección del Centro entre trabajadores funcionarios y personal externo para el uso de algunas instalaciones como baños públicos y zonas de descanso.

 

Pero lo más preocupante de todo son las quejas sobre acoso sexual continuado a las empleadas.

 

En ese tema, en primer lugar, mis compañeras se quejan de que el encargado de este centro ignora los derechos laborales de las trabajadoras que no le atraen sexualmente, mientas que aquellas que le atraen tienen que soportar el acoso continuado de ese Individuo por mantener un trabajo de el que depende la alimentación de su familia. Se trata de mujeres. Humildes y trabajadoras que muchas veces ven agravados problemas psicológicos leves debido a una vida dura y llena de obstáculos por su discapacidad. De este modo, por ejemplo, una mujer tuvo que pedir la baja por depresión debido a ese acoso, mientras otra mujer tuvo que aguantar 25 años este acoso hasta jubilarse recientemente.

 

Realmente, los testimonios de estas mujeres me han producido rabia e impotencia. He visto mujeres que no saben que hacer, saben que esa es su única forma de vida y la de sus familias y tienen miedo e impotencia ya que no tienen como probar esos hechos en su mayoría.

 

Por todo eso, te pido un mayor control del IMSERSO a estos centros, en particular en este centro de Sevilla. Una intervención administrativa evitaría pasar a estas mujeres por procesos judiciales potencialmente traumáticos para ellas.

 

Espero que entre todos y todas podamos solucionar esta situación de un modo extrajudicial y amistoso.

 

Esperando noticias tuyas, me despido de ti.


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